19 años no son nada cuando en uno mas serán 20
Eutanasia: A casi dos décadas de la grabación del Sentimiento de Agitación
En una de mis fugaces visitas a esta hermosa tierra del sol, que siempre por este limeñisimo lado esta nublado, y cuyo cielo por su color, se parece más que a un cielo, a la panza de una rata carachosa por lo gris plomiza, y que de paso también nos recuerda que respiramos plomo de lo lindo, recalé en el jiron Quilca. Conocido refugio, santuario y recoveco de la cultura suburbana.
Es así que en uno de los tantos recorridos nocturnos, entre libros pirateados y visitas al ya siempre resistente y victorioso, a través de los años, Centro Cultural El Averno, que en la entrada de tan respetado y ya legendario antro, me encuentro al viejo y también legendario poeta Ricardo Vega Jaime mas conocido en el mundo del hampa literario como Richi Lakra.
De ahí que surgiera la idea de escribir este montón de palabras con sabor a recuerdos. Y bueno la razón era algo que creo, merece recordarse. Y es que a puertas de cumplirse los 20 años de que Eutanasia grabó aquél maldecido, odiado, querido, celebrado, vilipendiado, y pirateado cuchicientasmilveces Caset, demo o maketa llamado Sentimiento de Agitación, hago esta breve reseña en algunas líneas por medio del fanzine contracultural “Poetas del Asfalto” que ya perdí la cuenta de cuantas persistentes ediciones lleva encima.
Dicha producción fue el resumen de más de cuatro años de existencia “eutanazika” para ser más específicos de los años 1986 a 1990, así como también significaba la realización de un proyecto que siempre venia siendo postergado por miles de razones y vicisitudes que en la mayoría de los casos, escapaba de nuestras manos.
Eran épocas de feroz inflación económica a mas del mil por ciento, de una moneda llamada Inti tremendamente devaluada, tanto así que si la memoria no me falla, recuerdo que un billete de un millón de intis equivalía a 10 lucas de hoy.
Eran; además tiempos de guerra interna, de muertos cotidianos, apagones, escasez, huelgas a diario, inestabilidad al máximo y por supuesto crisis no solo económica, que alcanzaba a la entonces llamada y ya agónica, “movida subte”. El golpe económico había remecido sus más fuertes cimientos.
Ya entrado el 90 y en las postrimerías del gobierno del señor raterazo y asesino que hoy otra vez ocupa el sillón presidencial; la idea de grabar el caset era una deuda pendiente, no solo para con nuestra gente que siempre fielmente nos apoyó sino para con nosotros mismos.
Es decir a pesar de saber que el grupo estaba llegando a su final, ya que la separación de la banda era algo inevitable, no podíamos hacerlo sin grabar nuestros temas. Esos temas, que más que nuestros, representaban mucho, para muchos.
Por entonces y hacia buen rato Richi Lakra hacía de algo parecido a un manager. Como lo decíamos en la portada del caset original, el era el “Representante legal, ejecutor y verdugo”. Y no era para menos.
Dando tumbos y entre ires y venires, este señor, era el que, durante buen tiempo y pese a quien le pese, dio la cara por la banda mientras muchos nos dieron la espalda, y querrían haber evitado a toda costa que un grupo como Eutanasia se consolidara en el tiempo y que al contrario y siendo mejor para ellos, esta humilde banda de punk rock, cayera en el mas vil de los olvidos. Y mucho menos que grabara algo. Asimismo financió dicha grabación. En suma la produjo.
Y cuento todo esto porque creo que estas y otras, son cosas que merecen recordarse y recalcar. Sobre todo más en un país como el nuestro, donde la falta de memoria es un mal colectivo; que más que por una razón natural; lo es, por intención interesada y calculada de ocultar lo que muchas veces se prefiere obviar, ya que el recuerdo de la verdad siempre provocará incomodidades.
Así sería que entre conversas y contactos se dio con Daniel F que por esa época trabajaba en un estudio allá por la avenida Arequipa.
El susodicho estudio propiedad de un tal Zúñiga, situado creo en la cuadra 17 de dicha céntrica avenida limeña; cobijaba por entonces en sus recintos a grupos de cumbia, chicha o folklore; por lo tanto resultaba raro que unos peludos, zarrapastrosos y greñudos punk rockers que casi nunca ensayaban como nosotros, invadieran un espacio así y que mucho menos grabaran algo en un estudio profesional como correspondía.
Ya algunos meses después y ya con el gobierno del hoy, reo chino maldito condenado a prisión por crímenes de lesa humanidad, y con un brutal fujischock económico encima, que en agosto del 90, nos metieran cuan buena yuca.
El zarpazo seria condimentado una noche antes en boca de un calvo y asustado ministro de economía, que con un “que dios nos ayude” nos lanzaría la conocida maldición.
Eso se traduciría en que de un día a otro los precios se elevaban 23 veces más su costo. Imagínense los mas jóvenes y chibolos que de un día a otro lo que tenia un precio hoy, mañana costaba 23 veces mas.
Es así que de un decretazo se lograría con eso la multiplicación, no de los panes; sino de los pobres en el Perú.
A este paso parecía que el sueño de por fin poder grabar algo se esfumaba en el aire. Como los sueños de miles de peruanos de aquel entonces.
Y así; un 4 de noviembre de 1990, era el día de la grabación.
La misma que se iniciaría con la lectura de un manifiesto a manera de intro que previamente fue elaborado por Richi Lakra y Kike Excomulgado, el entonces flaco iracundo y frontal vocalista de Eutanasia.
Dicho intro sacaría mas de una roncha a algunas “divas” de la entonces guardia vieja, del llamado “rock subte” aquellos; hoy, ya dinosauricos personajes aferrados a sus románticos y pasados laureles, cuyas batallitas no iban mas allá de cantar en nuestro idioma o mendigar a los grandes medios empeñados como hoy en solo difundir música basura comercialona y sin ninguna esencia, los cuales no les hacían ni el mas mínimo caso.
Cabe mencionar también a manera de anécdota, que la mayoría de esos grupos de los cuales provenían esos ataques; estaban por entonces disueltos o simplemente brillaban por su ausencia.
Años mas tarde reaparecerían para deleite del cementerio reinante implantado por la dictadura del fujimorismo.
La caza de brujas estaba a la orden del día. Las cárceles abarrotadas de inocentes, los desaparecidos “quien sabe” y los milicos mandando por todas partes. En este escenario lúgubre, muchos se contentaban con el papel de bardos y trovadores del emperador.
A fin de cuentas, creo que lo que sencillamente les jodía, eran los textos claros y directos, y la actitud resuelta en una época en que hacia falta hablar claro a pesar del terror reinante.
Una vez ya metidos en el estudio y entre unos botellones de ron que dizque eran para aclararle la voz a Kike, y que amenazaban con acabar rápidamente en las gargantas de algunos, se puso manos a la obra
Tuvimos que grabar todo en un día ya que no nos ubicábamos con eso de grabar por pistas, es decir primero unos instrumentos y la voz y después otros, para luego hacer la mezcla.
A la mesa de control estaba el señor Daniel F al cual se le contrató sus servicios y que a pesar de sus esfuerzos, hizo lo que pudo para al final parir el trabajo que muchos de ustedes, han tenido en sus manos.
Aunque sin dejar de mencionar que a mi particularmente, jamás me gusto ese maldito sonido latoso que le puso, ya que perdió mucho peso al rebajarle los bajos y no le hacia justicia al sonido real eutanaziko que en vivo teníamos, quedo bien después de todo. La posterior digitalización del trabajo acabaría por darle la razón a ese sucio sonido.
Luego vendría la grabación de los catorce temas que llenarían esa maketa grabada casi corriendo.
Algunos temas fueron escritos en principio por Richi Lakra o el difunto “Ángel de Mierda” y posteriormente arreglados y musicalizados por Eutanasia. Otros enteramente compuestos por Eutanasia.
Por ejemplo; Ratas Callejeras el cual llegó a ser un himno de muchos adolescentes de aquellos tiempos y sobre todo vino a convertirse en el tema de la mancha eutanazika, o ¿Donde esta el presidente? Que estaba dedicado al entonces delgado y el hoy gobernante pero igual de corrupto y asesino tonel aprista…100 kilos de corrupción e impunidad!!
También estaba la denuncia al sistema imperante en temas como Orden Criminal ó Tratas de buscar algo, ó el punkero manifiesto hecho rock de combate llamado Sangre Punk. Sin dejar de mencionar Sentimiento de Agitación que era un llamado a la rebeldía o No más Palabras que cuestionaba el hablar mucho y no hacer nada.
Costó mucho trabajo hacerlo. Al final Catorce temas que a decir de muchos marcarían época.
Hoy, a un año de cumplirse 20 años de la grabación del Sentimiento de Agitación, es justo mencionar que a pesar del tiempo transcurrido, dicho trabajo no ha perdido vigencia, ya que muchas de las situaciones de entonces, siguen generando problemáticas que son las mismas de hoy. Quizás con algunas variantes pero siguen siendo los mismo problemas de ayer hoy y tal vez lamentablemente siempre. O quizás peores.
La maqueta Sentimiento de Agitación del grupo punk rock Eutanasia; quedaría como un legado para generaciones posteriores, ya sea quizás para recordar y recordarse a si mismo que siempre es bueno no dejar de hacer sentir una voz de protesta contra un inhumano sistema. Para siempre estar dispuesto a hacer sentir una voz disidente contra el poder corrupto y criminal que impone su voluntad. Contra todo aquello que nos impone tiempos donde la mentira es virtud, la pendejada una cualidad y el ser un lameculos una actitud a imitar.
Y es que Sentimiento de Agitación respondió y responde a sus tiempos. Los tiempos que tocó y toca vivir, que como rezaba el intro a manera de sentencia: “nos ha tocado vivir un tiempo de muerte...
Pepe Asfixia
Bajista de la banda de punk rock Eutanasia
POR RICARDO MORGUE
EUTANASIA FUE UN GRUPO QUE HIZO LO QUE TENIA QUE HACER EN EL TIEMPO Y ESPACIO HISTÓRICO QUE LE TOCÓ VIVIR. PERO DE AHÍ A "CELEBRAR", "CONMEMORAR" O COMO SE LE QUIERA LLAMAR AL LANZAMIENTO DE SU MAQUETA MÁS EMBLEMÁTICA ME PARECE DE LO MÁS INTRASCENDENTE LA CELEBRACIÓN, NO LA OBRA. LA MAQUETA ES UN BUEN COROLARIO A ESA ÉPOCA, UN BUEN TESTIMONIO MÚSICO-GRÁFICO DE AQUELLOS TIEMPOS.LA MUY CORRECTA GRABACIÓN (BATUTEADA, MAL QUE LE PESE AL SR. RICHI LAKRA POR EL SR, DANIEL F.), EL RITMO ENDIABLADAMENTE PUNK ROCK Y LAS LETRAS CRUDAS Y DURAS SON EL TRÍPODE EN EL QUE SE BASA DICHO TRABAJO MUSICAL. EL FOLLETO CON UN TREMENDO COLLAGE DE FOTOS Y ALGUNOS TEXTOS DAN EL COMPLEMENTO ADECUADO, Y NO CUMPLEN LA FUNCIÓN DE ACOMPAÑAR AL CASETTE SINO QUE ES TAN IMPORTANTE COMO ÉL. CASSETE SIN FOLLETO O FOLLETO SIN CASSETE (AQUELLOS CASSETES "SAMSUNG" DONDE LOS GRABABAN) RESULTA ALGO INCOMPLETO, EL 50% DE ALGO QUE PARA ENTENDERLO DEBE COMPLETARSE.
HASTA AHÍ TODO BIEN, COMO DIJE EUTANASIA HIZO LO QUE HIZO Y LO HIZO EN SU TIEMPO. QUE AHORA ALGUNOS "NECESITADOS DE HISTORIAS" LES RINDAN PLEITESÍA Y HABLEN DE ELLOS COMO ALGO CUASI SUBLIME ES OTRO ROLLO. NO OLVIDEMOS QUE EL TIEMPO SE FUÉ LLEVANDO MUCHAS COSAS Y DÉCADAS DESPUÉS LOS MISMOS EJECUTORES DE ESA RADICALIDAD DESVIRTUABAN LO QUE DIJERON E INCLUSO ALGUNO(S) PRÁCTICAMENTE RENEGABA(N) DE SU PASADO, ASÍ QUE DE LAS HISTORIAS QUE HAN DE VENIR (SI LAS HAY) YO PASO, CADA QUIEN JUZGUE COMO LO CREA CONVENIENTE, PERO COMO DIJO QIQE CADA GENERACIÓN QUE VIENE DEBE CAGARSE EN LA ANTERIOR Y SUPERARLA, ASÍ QUE LAS NOSTALGIAS PARA LOS VIEJOS DE MIERDA.
RICARDO MORGUE 12/11/09
EUTANASIA” AHORA O NUNCA
x Rodolfo Ybarra
Richie Lacra vuelve con el estilete y la escafandra. Esta vez me encarga escribir un artículo sobre Eutanasia el grupo de rock subterráneo emblemático de mediados de los ochentas. Richie, siempre presuroso, me dice que sólo tengo un par de días para cumplir con el encargo. Le digo que me dé un día más. Hace tiempo que no escucho nada de Eutanasia, hay que volver a poner el disco “Sentimiento de Agitación”, revisar algunas entrevistas (sobre todo las últimas que versan sobre la reunificación y el nuevo lanzamiento de un Eutanasia recargado y, al parecer, con proyección planetaria, mundo et orbis), confrontar algunas opiniones y datos necesarios aparte de eso tengo muchos problemas que resolver (problemas domésticos que nada importan cuando hay que echar a andar la carroza o el carromato de la literatura, claro está. Eso es lo que piensa mi amigo y debo pensarlo yo también). Richie, nerviosante y con el desespero de parturiento, me dice que el fanzine ya está por salir y que sólo falta mi artículo y que ya todo está diagramado y que dejaran un hueco para ser llenado por mi ensayículo o lo que salga de mi creatio, lo que pueda vomitar a la fuerza sobre el papel. Pero cuando me hablan de agujero, de algún hueco, hoyo, buzón, etc., en vez de tener una imagen sublime del eros, lo que se me viene a la cabeza es un nicho, una elucubración tanática: una calavera con un lapicero obligándome a trazar mi propio epitafio. Horror vacui. Horror sine qua nom.
Le escribo a Richie y le pido paciencia. La calma del guerrero ante la noche sombría. Mientras reflexiono y aguzo los recuerdos, se me viene a la mente aquella vez en que conversé con ellos, Los Eutanasia, en la Plaza Italia de Lima, Barrios Altos, barrio de gente pendeja y avezada: yo aún estaba en el colegio y me gustaba el rock fuerte que veía en Disco Club del viejo Gerardo Manuel; también me gustaba los aullidos y gruñidos de esos jovenzuelos con pelos parados, mohicanos de colores, abrojos e imperdibles, que renegaban del sistema y mostraban el puño con marrocas. Un amigo del colegio me había facilitado algunos cassettes que escuchaba a hurtadillas cuando no había nadie en casa o la hora del recreo en una grabadora grande que no rebobinaba ni a la derecha ni a la izquierda (había que hacerlo con un lapicero), y que era de un amigo al que le gustaba la salsa; peor para nosotros. “Qué es esa huevada” renegaba nuestro cómplice salsero, “cómo pueden escuchar esa cosa si sólo los insulta y dice que somos ratas. No, no puede ser. De repente son terroristas y nos van a joder a todos”. En realidad no era de extrañar este tipo de opiniones. En aquellas épocas en que el imbécil de Belaúnde había dicho que los senderistas eran abigeos, decir que los subtes eran terroristas era, siguiendo el natural razonamiento, lo más obvio. Sin embargo, los periódicos amarillentos de la época se encargarían de ubicar a los subtes al lado de los vándalos y de gente de mal vivir. Y, a pesar de todo y contra todo, los conciertos se sucedían unos a otros. Aparecían, también, nuevas bandas, nuevas horneadas de rockeros se apoderaban de las esquinas y lo que parecía condenado a la no difusión, al hermetismo obligado por la mordaza del mercado, se vio de pronto ocupando primeras planas y lanzados a la preocupación mediática con los movimientos peristálticos y eructos del consumo. Felizmente el bocado, como tenía que ser, fue amargo.
En aquellas épocas, los sonidos estridentes me convencían más que las clases de cualquier profesor. Recuerdo, los conciertos de 1986 y los de 1987 en la No Helden del jirón Chincha y la avenida Wilson. Eran tiempos difíciles para el país que se encontraba fragmentado. La llamada lucha armada del PCP-SL había dividido a nuestra nación. El viejo Estado se derrumbaba a pedazos. 2 millones de personas lograron salir al extranjero poniéndose a buen recaudo. Los coche bombas, los apagones y las balaceras eran la nota natural sobre el que se sentían los arpegios de un sonido que no tenía cómo traducirse. Un periodista dijo que “la humilde dinamita es la voz de las masas oprimidas”. Un militar expectoró: “el mejor terrorista es el terrorista muerto”. La lucha sería casa por casa. Los cuarteles se convertirían en cementerios clandestinos. Los jóvenes rockeros tratarían de subsistir ante esta lucha de dos líneas que no los incluía y cuyas esquirlas ya empezaba a cobrar sus primeras víctimas subterráneas: varios miembros de “Polución Nocturna” fueron encarcelados y murieron en una de las matanzas de penales (no las de 1986); otro miembro de Sociedad de Mierda moría frente a un muro haciendo unas pintas en disconformidad con este sistema miserable. Los subtes tendrían que ser fuertes. La voz, apagada por el estruendo de la metralla, tendría que desentonar y hacerse gutural, tenía que chillar, casi como un grito de dolor, rabia e impotencia. Las guitarras tendrían que disparar balas de acordes, no había tiempo para los punteos o para la catarsis y desfogue propio de los virtuosos. En suma de cuentas la música subterránea tenía que ser fea porque traducía la realidad que la superaba en horripilancia y se mostraba de forma grotesca y desopilante. Afuera y adentro de los conciertos unos jóvenes con chalina repartían volantes instando a la lucha armada y a plegarse al Movimiento de Artistas Populares quienes aseguraban darle una visión adecuada a la música y a todo el rollo contracultural. Pero bregar contra la corriente y dar la contra siempre fueron características de los subtes.
Por ello, los conciertos autogestionados, autoproducidos, eran un fiel reflejo de lo que pasaba en el país. Después de las tocadas, en las calles, las hordas se agarraban a cadenazos. Incluso dentro de la corriente subterránea (y trataremos de no incluir a los metaleros por razones estrictamente estéticas) habían divisiones insalvables, se hablaba de los pitupunks, los que se disfrazaban con púas y cadenas para los conciertos; sus padres o apoderados los esperaban para recogerlos de los conciertos. Algunos traían a sus choferes. Los verdaderos punks, herederos de Sid Vicius, subtes de chinches con corte erizo, pantalones chupetes y casacas de obreros, los rechazaban y castigaban cuando podían. Los primeros (hijos de los patrones, profesionistas y sectores emergentes) que contaban con mejores recursos económicos trataron de diferenciarse de los segundos (hijos del ambulantado, de los ciudadanos de a pie y, también, de las empleadas domésticas) y empezaban a llamarse hardcorianos. Aparecieron movidas de skiners o skinheads, y algunos hablaban de neofascistas, otros simplemente declaraban su solidaridad de clase y asociaban a los skins con movimientos libertarios. El hueco de Santa Beatriz fue un espacio que se prestó para el diálogo y discusión, lo mismo que la “jato hardcore” de Barranco, salvando las distancias. De vez en cuando aparecían rockeros con lineamientos políticos o politizantes. Las conversas se extendían por horas. Una música ligada a las convicciones de un partido político no eran muy bien vista por los jóvenes rockeros que sentían que la guitarra era un arma y que la batería un tanque. Las banderas negras con la “A” de la anarquía empezaban a flamear en las puertas de la universidad Villarreal en La Colmena. Había mucha rabia contenida, mucha ira, impotencia y ganas de cambiar lo establecido. Las letras de las canciones traducían una época difícil.
En junio de 1986 ocurrió la matanza de los penales. En 1986 apareció Eutanasia, cuyo significado exacto era/es abreviar el dolor ante la muerte inminente. No había mejor título para una banda de rock que quería expresar su época y su tiempo en el sentido kantiano. Y es que la muerte era el único lugar seguro al que uno podía llegar sin hacerse problemas, sólo había que dejarse llevar o levantar por alguna “leva” o “batida” que era como se conocía a la captación espontánea de miembros para las FFAA. Entonces te rapaban, te entregaban un uniforme verde olivo, un par de chancabuques disparejos y te mandaban a zonas de emergencia a “luchar por la patria”, una patria que sólo te había dado dolor, frustración, y ahora te mandaba directamente al moridero como carne de cañón, como los esclavos romanos que iban adelante a morir por el César mientras la guardia pretoriana defendía desde atrás. En esta difícil situación no había espacio para el arte, o en todo caso el arte tenía que ser el reflejo tangencial de la sangre que brotaba a borbotones por todos lados.
Mientras tanto, mientras todo se venía abajo en caída libre, lo mejor era estar alcoholizado o drogado para no sentir o para sentir menos. Aunque la lucidez no necesitó de psicotrópicos para decir lo que tenía que decir ante un sistema decadente y caduco que sólo veía (y ve) en los jóvenes a la mano de obra y a los cachacos que necesita para sostener el orden imperante.
“Sentimiento de Agitación” fue una maqueta con 13 canciones. Quizás “Ratas Callejeras” sea su mejor single. Aquí la fuerza guitarrera con la batería en pared se unen a una voz que arenga a las ratas a luchar, a joder, a roer . Pero no podemos pasar por alto el intro, declamado a voz en cuello por nuestro exigente Richie Lacra quien con chaira mano tasajea y despedaza al orden establecido porque antes de la acción es necesario la arenga como los antiguos guerreros que esperaban el desenlace final.
Eutanasia ha sido bastión y parapeto de Nico, Pepe Asfixia, Auxilio, Denis, El Chino Henry, Hoover, Mario Tifoidea y hasta Rafo Ráez. Hoy chequeo por ahí una entrevista que dice que Eutanasia regresa con todo. Se anuncian conciertos en Argentina, Brasil, Chile, España, Inglaterra, etc. Sólo me queda desearles otros 19 ó 20 años más, muchos años más de esa buena música con las que nos golpeamos con la realidad, con las que crecimos y nos hicimos un espacio en este mundo hostil y siempre reacio a la cultura y, cómo no, a la música; la música que destapó las alcantarillas y se hizo canto de guerra, trompetas de Jericó, aullido de perro, sub-versión (o per-versión, la otra versión, según sea el caso), anarquía, desconocimiento del país institucional, desconocimiento de la seudodemocracia y los sachapolíticos que medran en el semi-Estado, y, finalmente, desconocimiento de toda la parafernalia económica que saquea y usurpa nuestro país.
PD: He querido hacer un artículo sobre Eutanasia, pero no podría hablar de ellos sino hablaba de esta época terrible que nos tocó vivir. Espero que Richie Lacra sepa comprender que tanto la música, el rock, o cualquier manifestación artística, más allá de la estética, no tiene sentido sino responde a su tiempo histórico.
RODOLFO YBARRA
http://www.rodolfoybarra.blogspot.com/
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