jueves, 16 de febrero de 2012

POEMA INEDITO DEL K. RODOLFO YBARRA PINTO EN EL CERRO EL PINO

CON CARACTER DE PRIMICIA TOTAL EL KOMANDANTE RODOLFO YBARRA PINTO NOS PROPORCIONA ESTE POEMA INEDITO DEDICADO AL CERRO EL PINO , ESTE  TRABAJO SALDRA PUBLICADO EN LA PROXIMA EDICION DEL FANZINE POETAS DEL ASFALTO NUMEROS 81 Y 82 , Y ESTA EDICION SERA PRESENTADA EN DOS EVENTOS : 2 DE MARZO EN EL AVERNO Y EL SABADO 3 DE MARZO EN EL SALON IMPERIAL EN EL EVENTO LAS KLASES EMPEIZAN AKI , EL CUAL ES ORGANIZADO POR EL GRUPO ORWEL LIDERADO POR LIDER ANARKO PUNK RICHI "MORGUE " Y EL DOCTOR LUCHO "DESOBEDIENCIA " DIRECTOR EN JEFE DEL PERIODICO AKRATA "DESOBEDIENCIA".
ASI QUE TIOS Y TIAS ESTA ESCLUSIVIDAD DEL KOMANDANTE RODOLFO YBARRA!!!

UN CERRO ARDIENTE DE POESÍA ANFO Y TNT






x RODOLFO YBARRA











En estos tiempos de cambios, del ruido ensordecedor de máquinas autómatas, de pistones, motores y fábricas infernales.



Tiempos de brújulas enloquecidas y de rayos, truenos y centellas



Tiempos del coprocapitalismo agonizante. Tiempos de odio, miseria, contaminación, muerte, suicidio, filicidio, matricidio, genocidio, en que aún no se escucha el ladrido de los poetas, el gruñido de los bardos, la dulce melodía de los juglares, trovadores, payadores y mendigos.



Tiempos de la energía cuántica, desastres nucleares, polución diurna nocturna y guerra de todos contra todos en que el mundo, ese sutil concepto de metafísicos, macrogerentes, motociclistas hemipléjicos y apostadores de caballo, va camino al sumidero-vertedero-matadero.



Unos cuantos soldados y estibadores, recicladores y chatarreros de la palabra hemos decidido subir a los cerros, como Sísifo, escalar la cima de los apus, rampar hacia la punta del iceberg de arena, lodo y desechos radioactivos, para, desde arriba, al modo de los ángeles caídos de un dios verdugo, ciego y castigador, leerle al mundo y ofrecerle nuestros poemas como frutas podridas en el bodegón de la náusea,



acercarles los gusanos, literales y metafóricos y proyección de nosotros mismos, que nos devoran las carnes, la mente, la razón, y escupir la hiel ponzoñosa de la rabia, el veneno para ratas de la conciencia de clase y el arma blanca o de fuego en defensa de la vida, en defensa de la única palabra que aún vale en el diccionario para necios, opas y mononeuronales: Inocencia.



Inocencia de vivir, inocencia de morir, inocencia de ser a pesar de la corrupción desencadenante y en efecto dominó, efecto mariposa, causa-efecto-defecto.



Inocencia de los condenados a cadena perpetua y a perder la cabeza en una tabla de cocina y en una apuesta de dados. Málditos políticos ludópatas.



Contrariamente a los que piensan y se cuidan de que el viento no se lleve sus palabras, contrariamente a los que preservan en formol o alcohol yodado cada una de sus expresiones-inspiraciones-dubitaciones convirtiéndose en museos necrológicos de sí mismos. Contrariamente a los que han asegurado, registrado y sacado título de propiedad, brevete y licencia de conducir y/o servicios, de versos malnacidos o nonatos escritos con el intestino grueso, ampolla rectal, ano deflorado y hemorroides con papiloma,



queremos que la brisa se lleve cada parágrafo, sílaba y vocal que salga de nuestras sucias bocas,



queremos que la cal de nuestra saliva infecta y verdosa riegue a los muertos insepultos y a los seres vivos o semivivos que se refocilan en los ataúdes de la civilización y la barbarie,



y que el detritus de nuestros versos abone alguna posibilidad de vida, aunque sea la de un gusano, parásito, virus, bacteria, estreptococo meningococo o bestia degradada a la condición de humano o viceversa.



Desde aquí arriba, sabemos que esas casitas de juguete albergan poblaciones de gentes confundidas, aletargadas, lobotomizadas, domesticadas;



sabemos que la realidad supera a la ficción y que el mundo no es como lo pintan los comerciales, avisos, carteles luminosos y toda esa hez publicitaria, albañal y toneladas métricas de conductismo animal.











sabemos que todo tiene un precio, incluso la palabra que se deja de decir por miedo a los códigos civiles y constituciones del escarnio y manuales de carreño que se atoran en un baño público,



palabras que queda tintineando en el bolsillo de la casaca y que no nos sirve ni siquiera para pagar pasaje o comernos un pan con chancho.



Sabemos que todo se compra y se vende en los mercados fenicios del engaño, todo está de remate y se expone en los escaparates de la desesperación, en las vitrinas del vómito, en las pasarelas malditas de la rabia y los malos deseos donde todo está camino a ser convertido en mercancía, objeto de uso y abuso (compra o muere),



incluso esta palabra que se resiste a ser aceptada en una casa de cambio, a ser vendida al destajo a reducidores de cabeza, a ser prostituida en una esquina cualquiera (oh proxenetas lujuriosos del verbo y sustantivo al servicio de las clases dominantes);



pero nosotros solo queremos que el sol alumbre para todos y que la infernal y tauromáquica cornucopia de monedas de oro se reparta entre los sin casa, entre los que no tienen dientes ni para morder una hostia o una bizcotela de palabras reñidas contra la moral y las buenas costumbres



Nosotros queremos que la voz de los sin voz atraviese el fino, delicado y descerumado tímpano de los señores burgueses, de esos hijos de puta que se ceban con el hambre de las grandes mayorías y se zurran en el llanto histórico de los que habitamos los cerros y vivimos de alquilado o de prestado, de los que vivimos una falsificación, una fotocopia u holograma de lo que es ser o estar sabiendo que como –dizque- inquilinos precarios solo nos espera el frío de las calles, el desalojo perpetuo, la marginación en un panteón de muertos anónimos, enes enes, ánimas y cadáveres despedazados que nadie reclamará y cuya única y sólita protesta será apestar, rezumar un hedor nauseabundo, una halitosis severa, sarro e infección que le haga recordar al mundo oficial de cuentas corrientes, frac, cohetes a la luna y armas de destrucción masiva, que no se puede vivir de espaldas al hombre ni a la historia,



que no se puede vivir de cara a una mentira que son los impuestos, tributos, alcabalas, cheques en blanco, sueldos de hambre, jubilaciones injuriosas, canastas familiares de la muerte lenta, estadísticas negativas, pirámide de la pobreza y concentración de la riqueza en unos cuantos, los mismos de hace doscientos, trescientos o quinientos años











y que ahora más que nunca al sonar de las ollas vacías, panzas de desnutridos, tambores gástricos, megáfonos, marchas sindicales, cráneos rajados, bombas molotovs, trompetas, metralla, quesos rusos y huayco, se hace necesario mirar de frente a los ojos inyectados de los cerros.



Mirar de frente a ese ejército omnipotente de menesterosos, miserables y muertos de hambre que venderán cara su derrota, su esclavitud perpetua, sus óxidas cadenas, cangas y grilletes.



y esperar de rodillas, genuflexos, decúbito dorsal y en estado de oración, om, ataraxia, posición de Shabat, la hora final, nuestra maldita y horrenda hora final.



















Rodolfo Ybarra











Cerro El Pino, 13 de noviembre del 2011







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